Adrián Mancebo
29/04/2021 - 09:14
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Justo antes del Gran Premio de Portugal de Fórmula 1 recordamos la historia detrás de una mítica imagen relacionada con esta carrera.
Después de su demostración de calidad en su debut en la Fórmula 1 en 1984, con actuaciones míticas como la del Gran Premio de Mónaco bajo la lluvia con el humilde Toleman, todo el mundo sabía que era cuestión de tiempo que Ayrton Senna lograse su primera victoria. Tan solo necesitaba contar con las herramientas adecuadas, pues talento tenía de sobra. Cuando fichó por Lotus para 1985, estaba claro que ese momento llegaría más pronto que tarde.
De hecho, solo hubo que esperar hasta la segunda carrera de la temporada, celebrada en el Circuito de Estoril (Portugal), un país al que Senna después estaría muy vinculado, no solo por compartir idioma, sino también porque llegaría a comprar una casa en el Algarve para descansar entre carreras mientras estaba en Europa. En el 85, Senna llegó a Portugal después de verse obligado a abandonar por un problema eléctrico en la primera carrera del año, celebrada en Brasil, donde la suerte (hasta su victoria en 1991) le era esquiva..
En Portugal se cumplió el archiconocido refrán de "En abril, aguas mil", y Senna se sintió - nunca mejor dicho - como pez en el agua. Como ya demostró el año anterior en Mónaco, y sobre todo después de hacer kilómetros y kilómetros bajo la lluvia cuando competía en karting - muchas veces con neumáticos de seco o muy desgastados -, Senna se mostró imbatible. Consiguió la 'pole position' el sábado, con cuatro décimas de ventaja sobre Alain Prost (sería campeón aquel año con McLaren) y dejó a su compañero (Elio de Angelis) a más de un segundo.
Senna dominó el GP de Portugal de principio a fin
En carrera, Senna dio todo un recital. Nadie le tosió en la salida, y en unas condiciones terribles, se escapó. En la décima vuelta ya tenía casi trece segundos de ventaja sobre el segundo clasificado. Y siguió sumando. En la vuelta 20 tenía a De Angelis a 30 segundos. Senna llegó a pedir que pararan la carrera por las complicadísimas condiciones, pero la organización no lo hizo, aunque sí recortó dos vueltas por llegar a las dos horas, lo que muestra lo lento que fue el ritmo. Cuando cruzó la línea de meta, habiendo liderado todas y cada una de las 67 vueltas, Senna había dejado a más de un minuto al único piloto que vio la bandera a cuadros en la misma vuelta que él (sin ser doblado), Michele Alboreto. Patrick Tambay y De Angelis lo hicieron a una vuelta; los que acabaron entre el quinto y el séptimo, a dos.
Así consiguió Senna su primera victoria en la Fórmula 1, un día después de lograr su primera pole position. Desde entonces, el paddock tuvo claro que conseguir un título era cuestión de tiempo.
La historia detrás de la foto
Al regresar al pit-lane tras la carrera, Senna levanta los brazos y celebraba su victoria mirando fíjamente a Peter Warr, quien había asumido la dirección del equipo Lotus tras la muerte del fundador de la compañía, Colin Chapman, en 1982. Warr había sido la mano derecha de Chapman en las carreras y había formado parte del equipo Lotus que logró los títulos de Jochen Rindt y Emerson Fittipaldi en 1970 y 1972. También fue clave en el fichaje de Ayrton Senna aquella temporada, algo a lo que se oponía el patrocinador principal del equipo, John Player & Sons (JPS), que quiso mantener a Nigel Mansell, un británico, como ellos.
Con la victoria de Senna, Warr confirmó ante todo el mundo que había tomado una buena decisión. Además, el joven piloto brasileño, que entonces tenía 24 años, había ganado de una forma épica, superando a leyendas del Gran Circo, y jugando en su propia liga, salvando errores y dominando la situación en una pista inundada. Warr llegó a decir: "Esta es una de las grandes victorias de la era moderna, en un día en el que la mayor parte de la gente ni siquiera hubiera salido a la calle a pasear a su perro".
La imagen que encabeza el artículo ilustra perfectamente la euforia de Warr al recibir a Senna en el pit-lane. Y, si miramos fijamente, de Kenny Szymanski, un mecánico del equipo, que literalmente tenía los pies en el aire. Ambos, orgullosos del piloto que volvía a poner a Lotus en lo más alto: el equipo llevaba tres años sin ganar. Como si hubiera conquistado el Mundial, Senna movía los brazos consciente de que aquel día de abril estaría en su recuerdo - y en el de toda la F1 - para siempre... como esta legendaria foto del GP de Portugal.
Pero hay otra que también merece la pena compartir, y la razón la explica perfectamente Steve Hallam, ingeniero de Senna en Lotus entre 1985 y 1987.
"Una de las cosas que recuerdo de la carrera son las imágenes tan espectaculares que se tomaron en el Parque Cerrado cuando (Senna) entró", recordó Steve Hallam en una entrevista hace unos años a la web oficial de la F1. "La mayor parte del equipo estaba allí y puedes ver la felicidad en la cara de todo el mundo. Hay una gran imagen de Kenny Szymanski, que parece que está en el aire, porque sus pies están a 30 centímetros del suelo. Ayrton tiene sus brazos fuera del coche y nos está saludando. Cuando salió, empezó a abrazarnos a todos. Fue muy especial".
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