30.10.2013 | 03:46 | la
f 1 recuerda a una de sus máximas leyendas
Fue un día como
hoy de 1988, en el Gran Premio de Suzuka. Después de quedarse en la largada,
recuperó 13 posiciones y se quedó con la carrera, relegando al gran Alain
Prost.
Por: Juan Manuel
Danza
Su nombre y apellido quedaron
grabados a fuego en la memoria de todos los amantes (y no tanto) del
automovilismo: Ayrton Senna da Silva. Simplemente Senna. Aquel hombre que se
transformó en leyenda de manera abrupta, y que para muchos fue el mejor piloto
de la historia de la Fórmula
1.
Su vida se apagó para siempre
el 1 de mayo de 1994 cuando su Williams se estrelló a toda velocidad contra los
muros de contención en la curva de Tamburello, durante el Gran Premio de San
Marino, en un accidente que fue sólo el final de un cuento de hadas, pero el
principio de un mito sin tiempo...
Esa leyenda encontró su
primer gran logro hace exactamente 25 años: el 1 de noviembre de 1988 en
el Gran Premio de Suzuka (Japón) Senna consiguió su primer título mundial. Un
logro que luego repitió en otras dos oportunidades (1990-1991), siempre a bordo
de un McLaren.
Suzuka fue el escenario de la
penúltima fecha del calendario 88. En su primera temporada en el equipo
McLaren, Ayrton Senna le había robado el protagonismo que tenía su compañero,
el francés Alain Prost, quien era el piloto número 1 en el equipo británico.
La lucha no podía ser más atrapante. Senna había llegado a Japón como líder del campeonato con 75 unidades, tres más que su escolta: Prost. Para ser campeón, en virtud del sistema de descarte que existía en esa época, el piloto francés, que llegaba como bicampeón del mundo (se coronó en 1985/1986/1989/1993), debía ganar en Japón y también en el GP de cierre, en Australia.
La lucha no podía ser más atrapante. Senna había llegado a Japón como líder del campeonato con 75 unidades, tres más que su escolta: Prost. Para ser campeón, en virtud del sistema de descarte que existía en esa época, el piloto francés, que llegaba como bicampeón del mundo (se coronó en 1985/1986/1989/1993), debía ganar en Japón y también en el GP de cierre, en Australia.
En aquel 30 de octubre de
hace un cuarto de siglo, el circuito japonés amaneció tapado por un cielo
nublado y con muchas probabilidades de lluvia, una condición en la que el
piloto brasileño manejaba como pocos.
Senna partía desde el primer
lugar, a su lado lo hacía Prost. Un condimento digno para una gran película,
aunque faltaba más dramatismo. Una vez que el semáforo se puso en verde, el
McLaren del brasileño se quedó detenido, Senna levantó los brazos en señal de
auxilio, pero pudo arrancar el auto gracias al declive que existe en la recta
principal de Suzuka. Ante esa inesperada contingencia, Prost picó en punta y
Senna se retrasó hasta el 14º lugar. Pero Ayrton estaba decidido a mostrar toda
su clase para conseguir el objetivo.
En la segunda vuelta había
recuperado hasta seis posiciones, y ya en el cuarto giro superó a Riccardo
Patrese, Thierry Boutsen, Alessandro Nannini y a Michele Alboreto para
colocarse en la cuarta posición bajo un manejo magistral.
Como se esperaba, la lluvia
se hizo presente en la vuelta 14. Dos giros después, el italiano Ivan Capelli
le robó la punta a Prost, quien empezó a tener problemas en su caja de cambios,
aunque el francés recuperó el liderazgo poco después. Capelli abandonó por
problemas eléctricos y dejó abierto todo en un mano a mano entre los hombres de
McLaren.
La pista estaba realmente
complicada debido a la lluvia que había caído, pero a Senna no le importaba. El
brasileño descontó rápidamente la diferencia con su compañero hasta que en la
vuelta 27 llegó el desenlace: el dúo de punteros se encontró con un trío de
coches rezagados, un impetuoso Ayrton se metió por dentro y obligó a Prost a
resignar la punta y el campeonato.
A partir de ese instante
Senna se metió de lleno en la historia grande de la Fórmula 1. El destino
quiso que Ayrton deje de ser uno de los más grandes para transformarse en
leyenda, aquella misma que empezó a acrecentarse hace 25 años, cuando logró la
hazaña en Japón.
Más fotos:
FONTE
El Gráfico Diario
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